Comentario
De cómo Inca Yupanqui mandó a Lloque Yupanqui que fuese al valle de Xauxa a procurar de atraer a su señorío a los Guancas y a los Yauyos, sus vecinos, con otras naciones que caen en aquella parte.
Pasando lo que se ha escripto cuentan los orejones que como se hallase tan poderoso el rey Inca mandó hacer llamamiento de gente, porque quería comenzar otra guerra más importante que las pasadas; y cumpliendo su mandato acudieron muchos principales con gran número de gente armada con las armas que ellos usan, que son hondas, hachas, macanas, aillos, dardos y lanzas pocas. Como se juntaron, mandó hacerles nuevo traje o vestido, tal cual tenía la nación que aquel día quería honrar; y pasado, se ponía de otro, conforme a lo que tenían los que eran llamados al convite y borrachera. Con esto holgábanse tanto cuanto aquí se puede encarecer. Cuando hacían estos grandes bailes, cercaba la plaza del Cuzco una maroma de oro que se había mandado hacer de lo mucho que tributaban las comarcas, tan grande como en lo de atrás tengo dicho, y otra grandeza mayor de bultos y antiguallas.
Y como se hubiesen holgado los días que les paresció a Inca Yupanqui, les habló cómo quería que fuesen a los Guancas y a los Yauyos, sus vecinos, y procurar de los traer en su amistad y servicio sin guerra, y cuando no, que, dándosela, se diesen maña de los vencer y forzar que lo hiciesen. Respondieron todos que harían lo que mandaba con gran voluntad. Fueron señalados capitanes de cada nación y sobre todos fue por general Lloque Yupanqui y con él, para consejo, Tupac Yupanqui3l3; y, avisándoles de lo que habían de hacer, salieron del Cuzco y caminaron hasta la provincia de Andaguaylas, a donde fueron bien recibidos por los Chancas y salió con ellos un capitán Ancoallo con copia de gente de aquella tierra para servir en la guerra al Inca.
De Andaguaylas fueron a Vilcas, a donde estaban los aposentos y templos del sol que Inca Yupanqui había mandado hacer, y hablaron con todo amor a los que entendían en aquellas obras. De Vilcas fueron por los pueblos [del] Guamanga, Azángaro, Parcos, Picoy, Acos y otros, los cuales ya habían dado la obediencia del Inca y provenían de bastimentos y de lo que más tenían en sus pueblos y hacían el camino real que les era manda o, grande e muy ancho.
Los del valle de Xauxa, sabida la venida de los enemigos, mostraron temor y procuraron favor de sus parientes y enemigos y en el templo suyo de Guarivilca hicieron grandes sacrificios al demonio que allí respondía. Venídoles los socorros, como ellos fuesen muchos, porque dicen que había más de cuarenta mill hombres a donde agora no sé si hay doce mill, los capitanes del Inca llegaron hasta ponerse encima del valle y deseaban sin guerra ganar las gracias de los Guancas y que quisiesen ir al Cuzco a reconocer al rey por Señor; y así, es público que les enviaron mensajeros. Mas, no aprovechando nada, vinieron a las manos y se dio una gran batalla en que dicen que murieron muchos de una parte y otra, mas que los del Cuzco quedaron por vencedores; y que siendo de gran prudencia Lloque Yupanqui no consintió hacer daño en el valle, evitando el robo, mandando soltar los cativos; tanto, que los Guancas, conocido el beneficio y con la clemencia que usaban teniéndolos vencidos, vinieron a hablar y prometieron de vivir dende en adelante por la ordenanza de los reyes del Cuzco y tributar con lo que hobiese en su valle; y pasando sus pueblos por las laderas, los sembraron, sin lo repartir, hasta que el rey Guayna Capac señaló a cada parcialidad lo que había de tener; y se enviaron mensajeros.